domingo, 8 de noviembre de 2015

Reflexiones sobre la novela histórica como recurso didáctico.

Ayer asistí a la sesión vespertina de las V Jornadas de novela histórica de Granada, organizadas por la Asociación jornadas de novela histórica de Granada. Estaba interesado en el coloquio sobre la novela histórica como recurso didáctico pero, para una vez que disponía de un poco de tiempo libre, no dudé en escuchar la presentación de Herminia Luque sobre su novela Amar tanta belleza.

La tarde comenzó con sorpresas, pues pude saludar a conocidos que no veía desde hacía tiempo. Y las sorpresas no quedaron ahí. Resultó que la autora, también profesora de Geografía e Historia, desgranó el proceso creativo de su última novela de una forma tan interesante, que si no hubiese sido porque acababa de comprar la novela de Carolina Molina, El falsificador de la alcazaba, y mi presupuesto mensual para libros ya estaba más que agotado, la habría adquirido y le hubiese pedido que me la firmase. Oportunidad perdida. Sin embargo, no me entristece porque estoy seguro que tendré más ocasiones de encontrarme con Herminia Luque.

Destacar de la novela, en palabras de su autora, que es una adaptación a los tiempos actuales de la biografía novelada de dos mujeres que se anticiparon a su tiempo, aunque, por el uso del vocabulario, pudiera parecer una novela del siglo XVII. En ella se cuenta la vida de María Zayas y Ana Caro de Mallen y cómo se ven envueltas en una intriga sobre el cadáver momificado de una mujer.

Herminia Luque, que se siente más novelista que historiadora cuando escribe novela histórica, ha sido galardonada con esta novela con el IX Premio Málaga de novela.



Tras un breve receso comenzó el coloquio moderado por Carolina Molina sobre la novela histórica como recurso didáctico. Se inició con la intervención de Andrés Palma, profesor del Departamento de  Didáctica de las Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada, explicando que, el uso de este recursos didáctico se enmarca dentro de un proyecto de innovación cuyos objetivos pretenden desarrollar las competencias lingüística y comunicativa, el trabajo colaborativo y el uso de las TIC, entre otros. Una idea muy sugerente que señaló el profesor Andrés Palma, aplicada a la utilización de la novela histórica como recurso didáctico, fue la de los mundos posibles, como motivadora de un alumnado en un principio poco proclive a esta estrategia metodológica.

A continuación, varios alumnos y alumnas nos comunicaron sus impresiones sobre su experiencia en clase y nos ofrecieron algunas ideas sobre cómo trabaja Andrés Palma la novela histórica como un recurso didáctico para aprender historia. Una de las claves del éxito de esta metodología es que combina la lectura de la novela con textos sobre historia de la época en que transcurren los hechos, y el análisis y debate de la lectura desde cuatro puntos de vista: el geográfico, el histórico, el antropológico y el patrimonial. Algunos alumnos reconocieron que, aunque en un principio les asustaba el número de páginas de las novelas propuestas, la experiencia había sido muy motivadora, pues habían aprendido historia desde una perspectiva totalmente práctica. Además, esta metodología posibilitaba, al centrarse en novelas ambientadas en Granada, la comparación del paisaje urbano pasado con el actual.

Pasaba el tiempo y el tema del coloquio animaba a varios asistentes a exponer sus impresiones sobre la lectura, en general, y sobre el aprendizaje en particular. Y surgieron las eternas cuestiones al respecto: como muchas veces las lecturas obligatorias son una excelente excusa para desengancharse para siempre de la lectura, como la falta de textos adecuados para la utilización en la Educación Primaria limita esta metodología, como el papel de las modas, en los temas de las lecturas de los jóvenes, cierra el paso al conocimiento de otros géneros, entre ellos el de la novela histórica, y un sinfín de matices cada vez más interesantes, que contrastaba con el poco tiempo que iba quedando para las intervenciones.

Me animé tanto que levanté la mano para intervenir pero ya no hubo tiempo de más. Me hubiese gustado felicitar al profesor Andrés Palma en público por su excelente trabajo pero fue imposible, al igual que el haber aportado al debate que la novela histórica tiene la gran ventaja de transmitir emociones, característica impropia de los textos historiográficos, y que este aspecto llega tanto a los jóvenes, que puede convirtiéndose en otra ventaja para trabajar este tipo de textos en clase. Tiempo habrá, y animo a la Asociación de novela histórica de Granada a que incluya una sección sobre prácticas educativas al respecto, de realizar más aportaciones. Y animo también a la ciudadanía a que disfrute de una actividad cultural gratificante y gratuita.


¡Enhorabuena por el trabajo!

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