Ayer asistí a la sesión
vespertina de las V Jornadas de novela
histórica de Granada, organizadas por la Asociación jornadas de novela histórica de Granada. Estaba
interesado en el coloquio sobre la novela histórica como recurso didáctico
pero, para una vez que disponía de un poco de tiempo libre, no dudé en escuchar
la presentación de Herminia Luque sobre su novela Amar tanta belleza.
La tarde comenzó con sorpresas,
pues pude saludar a conocidos que no veía desde hacía tiempo. Y las sorpresas
no quedaron ahí. Resultó que la autora, también profesora de Geografía e
Historia, desgranó el proceso creativo de su última novela de una forma tan
interesante, que si no hubiese sido porque acababa de comprar la novela de
Carolina Molina, El falsificador de la
alcazaba, y mi presupuesto mensual para libros ya estaba más que agotado,
la habría adquirido y le hubiese pedido que me la firmase. Oportunidad perdida.
Sin embargo, no me entristece porque estoy seguro que tendré más ocasiones de
encontrarme con Herminia Luque.
Destacar de la novela, en
palabras de su autora, que es una adaptación a los tiempos actuales de la biografía
novelada de dos mujeres que se anticiparon a su tiempo, aunque, por el uso del
vocabulario, pudiera parecer una novela del siglo XVII. En ella se cuenta la
vida de María Zayas y Ana Caro de Mallen y cómo se ven envueltas en una intriga
sobre el cadáver momificado de una mujer.
Herminia Luque, que se siente más
novelista que historiadora cuando escribe novela histórica, ha sido galardonada
con esta novela con el IX Premio Málaga de novela.
Tras un breve receso comenzó el
coloquio moderado por Carolina Molina sobre la novela histórica como recurso
didáctico. Se inició con la intervención de Andrés Palma, profesor del
Departamento de Didáctica de las
Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad
de Granada, explicando que, el uso de este recursos didáctico se enmarca dentro
de un proyecto de innovación cuyos objetivos pretenden desarrollar las
competencias lingüística y comunicativa, el trabajo colaborativo y el uso de
las TIC, entre otros. Una idea muy sugerente que señaló el profesor Andrés
Palma, aplicada a la utilización de la novela histórica como recurso didáctico,
fue la de los mundos posibles, como motivadora de un alumnado en un principio
poco proclive a esta estrategia metodológica.
A continuación, varios alumnos y
alumnas nos comunicaron sus impresiones sobre su experiencia en clase y nos
ofrecieron algunas ideas sobre cómo trabaja Andrés Palma la novela histórica
como un recurso didáctico para aprender historia. Una de las claves del éxito
de esta metodología es que combina la lectura de la novela con textos sobre
historia de la época en que transcurren los hechos, y el análisis y debate de
la lectura desde cuatro puntos de vista: el geográfico, el histórico, el
antropológico y el patrimonial. Algunos alumnos reconocieron que, aunque en un
principio les asustaba el número de páginas de las novelas propuestas, la
experiencia había sido muy motivadora, pues habían aprendido historia desde una
perspectiva totalmente práctica. Además, esta metodología posibilitaba, al
centrarse en novelas ambientadas en Granada, la comparación del paisaje urbano
pasado con el actual.
Pasaba el tiempo y el tema del
coloquio animaba a varios asistentes a exponer sus impresiones sobre la
lectura, en general, y sobre el aprendizaje en particular. Y surgieron las
eternas cuestiones al respecto: como muchas veces las lecturas obligatorias son
una excelente excusa para desengancharse para siempre de la lectura, como la
falta de textos adecuados para la utilización en la Educación Primaria limita
esta metodología, como el papel de las modas, en los temas de las lecturas de
los jóvenes, cierra el paso al conocimiento de otros géneros, entre ellos el de
la novela histórica, y un sinfín de matices cada vez más interesantes, que
contrastaba con el poco tiempo que iba quedando para las intervenciones.
Me animé tanto que levanté la
mano para intervenir pero ya no hubo tiempo de más. Me hubiese gustado
felicitar al profesor Andrés Palma en público por su excelente trabajo pero fue
imposible, al igual que el haber aportado al debate que la novela histórica
tiene la gran ventaja de transmitir emociones, característica impropia de los
textos historiográficos, y que este aspecto llega tanto a los jóvenes, que
puede convirtiéndose en otra ventaja para trabajar este tipo de textos en clase.
Tiempo habrá, y animo a la Asociación de novela histórica de Granada a que
incluya una sección sobre prácticas educativas al respecto, de realizar más
aportaciones. Y animo también a la ciudadanía a que disfrute de una actividad cultural
gratificante y gratuita.
¡Enhorabuena por el trabajo!
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