El
aula es un micromundo que representa a escala nuestra sociedad. En ella
interactúan dos agentes principales, profesorado y alumnado, aunque a ellos se
suma el Estado, a través de los equipos directivos y la inspección educativa, padres
y madres y la familia extendida, los círculos de amistades del alumnado, los
medios de comunicación, las nuevas tecnologías, etc. Cada uno de estos agentes
está en continua interacción y evolución, pero cuando cerramos la puerta del
aula, o la dejamos abierta, igual da, la interacción se concentra en un espacio
reducido. Y siempre hemos pensado que los roles de los dos agentes principales,
profesorado y alumnado, estaban muy claros aunque, como en todas las relaciones
que hemos indicado anteriormente, están cambiando. Puede que no seamos
conscientes de que esa relación entre profesorado y alumnado también lo está
haciendo y mantengamos una relación de roles caduca, lo cual genera más
ansiedad en ambos colectivos.
En
una sociedad más democrática en la que las nuevas tecnologías tienen un papel
cada vez más destacado, el rol del profesor debe dirigirse a liderar, guiar,
mostrar ejemplos, ofrecer alternativas, promocionar la capacidad crítica,
ofrecer procedimientos de evaluación objetivos y ejercer la evaluación de forma
positiva, ofreciendo siempre una opción de mejora. El rol del alumnado también
ha cambiado aunque menos, pues se basa en el aprendizaje; el cambio más
significativo se ha producido en el cómo se aprende.
Y
esta interacción genera una relación conflictiva, no seamos ingenuos. La realidad
del aula no es una burbuja aislada del mundo. Los alumnos vienen a ella con sus
problemas familiares y existenciales, entre otros; y los profesores igual, no
son entes ajenos a la realidad de una vida cambiante, de una existencia
cotidiana llena de situaciones problemáticas. Sin embargo, y por eso decía lo
de cerrar la puerta, cuando cerramos la puerta del aula, podemos modelar un
universo, que teniendo en cuenta siempre la realidad que nos rodea, tenga como
fin primordial el aprendizaje, a partir de unas relaciones entre alumnado y
profesorado basadas en los nuevos roles de ambos, con unas reglas pactadas y
que se cumplan. Estas reglas no son ajenas a la sociedad en la que vivimos, ni
pueden ser ajenas tampoco a la ley educativa, pero sí que deben tener en cuenta
la especificidad del alumnado de un aula concreta, a través del diálogo, el
debate y el consenso. Por eso propongo estas medidas de gestión del aula que
pueden minimizar la ansiedad de ambos colectivos.
Gestión
de clases: antes
|
Gestión
de clases: ahora
|
·
Imposición de fechas
sin tener en cuenta el calendario del alumnado
·
Imponer normas en la
clase
·
Imponer la autoridad
pedagógica
·
Ser el centro de
atención de la clase
·
Centrar la clase en
los contenidos
·
Trabajo individual o
trabajo en grupos
·
Centrarse en procedimientos
establecidos de evaluación
|
·
Consenso sobre fechas
de entrega de trabajos
·
Consensuar normas
internas de la clase
·
Ofrecer experiencia
pedagógica
·
Dejar el centro de
atención de la clase al alumnado
·
Centrar la clase en
hacer algo con los contenidos
·
Fomentar el trabajo
en grupos cooperativos
·
Fomentar la
evaluación del proceso de enseñanza y aprendizaje por parte del alumnado
|
Reducir la ansiedad: antes
|
Reducir la ansiedad: ahora
|
·
Valoración en
negativo: destacar los aspectos inadecuados, erróneos o que faltan.
·
Atender todas las
demandas del alumnado que los requería
·
Tender a las comparaciones
·
No ser conscientes de
la pocas habilidades de cierto alumnado para expresar sugerencias
|
·
Valoración en positivo:
destacar los aciertos, lo positivo y lo incluido en la prueba.
·
Atender todas las
demandas de todo el alumnado
·
No realizar
comparaciones
·
Realizar aportaciones
anónimas que fomenten la participación del alumnado en un tema concreto de
clase.
|
Al respecto podría narrar una experiencia de hace algún tiempo. Cuando evaluaba al alumnado con una prueba escrita, diseñaba una prueba que recogía estrictamente lo que la legislación indicaba. En una ocasión, una alumna, a través de su madre, que era integrante del Consejo escolar, realizó un comentario sobre la cantidad de exámenes que se acumulaban al final del trimestre en todas las materias y el estrés que les generaba al alumnado. Este comentario se llevó a un claustro y entre todos los miembros del mismo realizamos una serie de propuestas para mejorar esta problemática. No obstante, cuando lo comenté en clase, la alumna que había iniciado tal debate me sugirió que los exámenes eran muy largos y que ella necesitaba más tiempo o que fuesen más cortos. Realmente era una alumna que podía obtener la máxima nota, pero la limitación de tiempo generaba en ella tal situación de ansiedad que no podía mostrar todo el fruto de su trabajo y esfuerzo. Del diálogo con esta alumna y del resto del alumnado y de la reflexión posterior surgió una de las medidas que he incluido en la tabla para gestionar el nivel de ansiedad y fortalecer la autoestima en el aula pues realmente, si el alumnado se siente escuchado y observa mejoras en relación a lo que plantea, sube su nivel de autoestima y está más predispuesto a aceptar las normas de clase.
En
cuanto a nivel de ansiedad, una de las cuestiones que más genera ansiedad en
cierto tipo de alumnado es no tener la habilidad para expresar sus ideas,
pensamientos, sugerencias, etc. En este sentido, aunque promovamos la
participación, siempre suele haber un grupo de alumnos, tal vez uno o dos como
mucho, introvertidos, a los que les cuesta expresarse en público; pues bien,
una técnica para evitar esta situación consiste en expresarse de forma anónima a
través de un escrito sobre un asunto concreto que establezcamos. Posteriormente
se puede pasar al debate y la votación para elegir las sugerencias que se han
realizado.
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