Compruebo, sorprendido, que ha pasado algún tiempo desde mi última publicación en el blog y recuerdo, que entretanto, hemos sufrido una pandemia. Sin embargo, eso no explica totalmente mi paréntesis.
Esta constatación ha surgido a partir de mi paso por el VII encuentro de profesores de Ciencias sociales, celebrado entre el 6 y el 8 de mayo de 2022 en la ciudad de Málaga, cuando he comprobado que mi perfil de Twitter tiene enlazado este blog. Ha sido entonces cuando he caído en la cuenta que lo tenía abandonado.
Las causas las encuentro en mi hartazgo por todo el tema tecnológico a raíz de los meses que pasamos confinados, cuando lo único que quería era salir a la naturaleza y desconectar de las horas frente a la pantalla. También de haber dedicado mi tiempo a la redacción de un artículo que quería publicar y que finalmente ha visto la luz en marzo de este año, lo cual me ha tenido bastante ocupado; a diversas experiencias poco agradables con el tema móviles en los centros educativos y a la evolución que está teniendo todo el tema tecnológico en los últimos tiempos, a nivel general. Porque sí, las nuevas tecnologías son una ayuda importante para el desarrollo personal, nadie lo duda, pero a un precio que aún no sé si estamos sabiendo valorar.
Con todo, creo que es nadar contracorriente y creo que lo importante es saber discernir entre un uso adecuado y positivo y un uso perjudicial. Yo siempre he estado con lo primero y seguiré teniendo una postura crítica al respecto.
Entre ese uso positivo puedo citar la creación de una red de colaboración entre profesionales, tal y como he podido comprobar en el VII Encuentro de profesores de Ciencias sociales. Me ha sorprendido lo cerca que puedes tener a alguien a quien no conoces personalmente, frente a la lejanía que puede establecerse entre dos personas que están sentadas una al lado de otra. Y creo que esa es una de las virtudes de estos encuentros, la posibilidad de compartir con personas que se dedican a tu misma profesión, que están abiertas a compartir experiencias y que pueden empatizar contigo porque tienen tus mismas problemáticas.
Creo que en eso radica una de las dos razones de peso para asistir a este tipo de encuentros. La otra es la de aprender de la práctica de otros colegas, que ponen a disposición de los demás sus experiencias. De la escucha atenta de sus intervenciones puedes obtener, además del conocimiento que te brinda su participación, ideas que vas anotando en el cuaderno para reflexionar sobre ellas y llevarlas a la práctica.
Así, me quedo con una grata experiencia que me ha ayudado a cargar las pilas, me quedo con las ideas que me han sugerido unas prácticas educativas basadas en la experiencia del aula y me quedo con los contactos que han surgido a lo largo del encuentro. Y con las ganas del siguiente, que se celebrará en Jaén en 2023. ¡Enhorabuena a la organización! y desde aquí animo a participar en este tipo de eventos, ajenos a las redes de formación de la administración educativa y de los lobbies al acecho del negocio, que tanto proliferan últimamente rondando el mundo educativo. Espero que sigan cubriendo ese espacio que nace de la base misma de la enseñanza.
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