domingo, 14 de octubre de 2018

Resumen de las ideas principales del evento "Enseñar y aprender digitalmente en la Escuela del siglo XXI"


A continuación incluimos un resumen de las ideas principales del evento "Enseñar y aprender digitalmente en la Escuela del siglo XXI" que, por primera vez, contaba con un representante de cada uno de los cuatro cursos tutorizados del INTEF, ABP, Flipped classroom, REA y Portfolio,  y que se emitió el 24 de abril de 2018. La moderación estuvo a cargo de Alberto García, profesor de Lengua castellana y Literatura en Enseñanza Secundaria, y Conchi Fernández, profesora de Tecnología en Educación Secundaria, e intervinieron Javier Ramos Sancha, maestro de Educación Primeria en la especialidad de Lengua extranjera, Javier Ojeda, director de formación e innovación de la Fundación Trilema, y Manuela Varilla, maestra de Educación para Adultos.



El evento se estructuró en torno a varias preguntas, que fueron respondidas por los intervinientes y cuyas respuestas fueron ampliándose con las aportaciones del grupo de participantes..

La primera pregunta que se formuló estaba relacionada con la Escuela del siglo XXI y estuvo claro, desde un primer momento, que esta escuela debía ser flexible y el objetivo fundamental sería el alumnado, pero contextualizado en función de los diversos tipos de alumnado. Este alumnado debería contar con las habilidades propias del siglo XXI, como el pensamiento crítico, habilidades de adaptación, la capacidad de resolver problemas para la vida diaria y la relación con el contexto en el que está inscrita la escuela, entre otras.  

Esta escuela del siglo XXI debería tener la capacidad para el trabajo en equipo con el resto de docentes, familias y otras entidades e instituciones, con el eje común del proceso de enseñanza y aprendizaje y el fin de reproducir en el aula el mundo del siglo XXI, para que el alumnado se adapte al tiempo actual.

Esta escuela debe estar preparada para introducir las metodologías activas. Esta afirmación fue la que se utilizó para llevar a cabo la segunda pregunta, ¿Cuál es el punto de partida para la introducción de las metodologías activas?

Para los intervinientes el punto de partida es el alumnado del centro y, aunque el proceso de cambio es complicado, la clave es tener una visión clara de lo que queremos para nuestros alumnos. El papel del profesor debe ser el de un emprededor que busca soluciones a través de las metodologías.

En este punto, se abrió un poco más el debate y se preguntó qué había provocado el cambio en los intervinientes, cuál había sido su punto de inflexión. La llegada de los portátiles al aula evidenció para alguno la necesidad de nuevos materiales y de ahí, la aparición de proyectos, nuevas formas de evaluar, la necesidad de una nueva formación. Para otros, los cursos del INTEF abrieron una nueva perspectiva o la reflexión sobre la práctica docente; a ello se unió la formación en centros y las nuevas tecnologías, que supusieron la oportunidad de adaptarla al contexto educativo, siempre según las necesidades del alumnado.

La tercera pregunta estaba relacionada con la idea de si existe un modelo pedagógico ideal y universal o lo que tenemos es una mezcla de metodologías.

La aportación más amplia en este sentido tenía relación con que podemos generar o construir unos nuevos recursos pero el impacto puede ser muy limitado en el alumnado; las fuentes del cambio deben ser el currículo, las metodologías, la evaluación, que se puede implementar en el aula, y la organización, la personalización y el liderazgo, que requieren de un cambio sistémico, de tal manera que los cambios metodológicos sean profundos. Todos los intervinientes estuvieron de acuerdo que el papel de la dirección de un centro escolar, en este nuevo contexto, tenía más relación con el liderazgo pedagógico.

La cuarta pregunta entroncaba con la anterior porque permitía conocer si los protagonistas del cambio metodológico son agentes individuales o requieren de un grupo. En este sentido, deberíamos ser capaces de crear un mundo global en el aula, intentando incorporar a todo el que se quiera sumar. No podemos aislarnos pues en el claustro todos se complementan, aunque lo ideal es conectar teniendo en cuenta las fortalezas y debilidades del centro. También es necesario contar con otros centros y colaborar para dar una visión amplia del mundo actual, del mundo globalizado. Hubo concenso, por tanto, y se insistió en que cada uno puede aportar algo, pero que no es conveniente forzar la situación.

Relacionada con esta cuestión, aunque se produjo un poco después en el desarrollo del evento, se pidió a los participantes algunos ejemplos de colaboración docente. Manuela Varilla, por ejemplo, citó la Feria de la Ciencia InterCepa de Madrid, un ejemplo de experiencia de aprendizaje-servicio. Otra interesante experiencia de colaboración es el Grupo de Tecnología intercentros, cuyos miembros utilizan las metodologías activas y reciben una formación común; de este grupo surgió la iniciativa de colaboración con el Master de Formación del Profesorado, en el que se organizan encuentros dialógicos para compartir experiencias de profesores en activo que muestran sus experiencias al resto de profesores y a los profesores en formación. Javier Ojeda, por su parte, citó la experiencia de las Expediciones pedagógicas, que consisten en visitas pedagógicas por escuelas innovadoras. Por último, la Red de Escuelas que aprenden, conecta a centros de diversas procedencias que se han planteado una reflexión pedagógica y comparten experiencias.

Otro de las cuestiones planteadas tenía relación con la cuestión de si es posible una enseñanza competencial en la escuela actual y qué debería cambiarse o mejorarse para implementarla. Esta claro que las competencias deben guiar el proceso de enseñanza y aprendizaje pero son precisamente las metodologías activas, las que nos muestran verdaderamente el sentido del ABP, que no se puede entender sin las competencias. Por otra parte, el ABP es complementario del trabajo colaborativo, del Flipped classroom, etc.; es más, se consideró al ABP como una suprametodología que integra a otras.

Otras experiencias nos trasmiten la importancia de la selección de las competencias en los proyectos, que de esta forma priorizan alguna competencia y que pretenden integrar áreas de conocimiento y proporcionan contextos reales. O el pensamiento crítico, que está en íntima conexión con la metacognición, ya que posibilita preguntarse sobre por qué se aprende, para qué se aprende, cómo se aprende, etc. Otra de las metodologías que desarrollan las competencias es el porfolio, ya que permite mostrar las evidencias del aprendizaje, en la línea de la metacognición.

¿Son, por tanto, necesarias las tecnologías en la escuela del siglo XXI?  Es evidente que el mundo camina hacia lo digital, que los alumnos son nativos digitales y que las TIC sean convertidos en imprescindibles, por ejemplo, al cambiar el mundo laboral. Aunque se puede aprender sin las TIC, son necesarias como mejoras porque tienen indudables ventajas como la reutilización de los recursos y la posibilidad de compartir. Ahora bien, son necesarias pero hay que saber utilizarlas, hay que darles un sentido y tener claro que, cuando no son un vehículo de aprendizajes es mejor dejarlas fuera de la escuela.

Por tanto, hay que enseñar a utilizarlas, pues son un medio, no un fin, y de esa necesidad surgirá la necesidad de darles contenidos. El reto último que se plantea es vincular la innovación pedagógica y la innovación tecnológica.

Finalmente, el equipo de participantes sugirió algunas recomendaciones que permitiesen buscar sinergias a los profesores que se están formando en red, entre las que destacamos la necesidad de compartir ideas y experiencias y de recibir feedback; o la de que no debemos abrumarnos y comencemos por pequeños proyectos que irán creciendo posteriormente. Otra de las recomendaciones, expresada en términos muy clarificadores señalaba la necesidad de ser constante y tener mucha voluntad (¡tener ganas y ser un pesado!), que implicaba pedir ayuda a un compañero y mostrar lo que haces. Por último, Javier Ojeda señaló la conveniencia de rodearse de personas preparadas y de mostrar humildad.



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